Enviado por ETC Staff el
Siete trabajadoras chinas enfermaron gravemente luego de haber trabajado algunos meses en una fábrica de pinturas que usaba nanopartículas. Sufrieron daños severos y permanentes en los pulmones, erupciones en rostro y brazos. Dos de ellas murieron y las demás no mejoran después de varios años. El caso fue revelado en un artículo publicado en 20 de agosto 2009 en el European Respiratory Journal, escrito por investigadores chinos liderados por Yuguo Song, del Departamento de Enfermedades Laborales y Toxicología Clínica del Hospital Chaoyang de Beijing.
Es la primera vez que se comprueban daños fatales en humanos relacionados con el contacto con nanopartículas. Lejos de ser un caso aislado, podría ser la punta del iceberg de una industria extremadamente riesgosa que ha avanzando vertiginosamente a nivel comercial en todo el mundo, aplicando una nueva tecnología sobre la cual no existen supervisión independiente ni regulación en ninguna parte del mundo.
Según el artículo, las jóvenes habían trabajado entre cinco y trece meses rociando paneles de poliestireno con pintura, aspirando vapores y humo que contenían nanopartículas. Al caer enfermas, los médicos encontraron exceso de fluidos en pulmones y corazón, que deterioraron sus funciones respiratorias y cardiacas. Los análisis mostraron la presencia de nanopartículas de 30 nanómetros de diámetro en los pulmones y fluidos, como las contenidas en la pintura que usaban.
Estudios científicos anteriores –desde 2003 a 2009– mostraron que las nanopartículas y nanotubos producen daños pulmonares en ratones. Estudios con células humanas de varios órganos también mostraron toxicidad de nanopartículas. Son parte de los cerca de 500 estudios científicos que se han publicado en los últimos años mostrando toxicidad de diferentes nanopartículas, nanocompuestos y productos nanoformulados, en animales de laboratorio, en cultivos de células humanas, en el medio ambiente (en suelo, agua, cultivos, microorganismos, algas, invertebrados).
Pese a esto, Clayton Teague, encargado de la Oficina de Coordinación Nacional de Nanotecnología de la Casa Blanca, Estados Unidos, afirmó que este caso se debió a malas condiciones laborales, por trabajar en un espacio reducido sin ventilación. Similares argumentos esgrimieron otros que tienen intereses en la nanotecnología, en un marcado esfuerzo por desvincular a la nanotecnología de lo ocurrido.
Sin duda, las pobres condiciones laborales aceleraron el proceso. Sin embargo, el tema es mucho más preocupante. Los autores del artículo reconocen las malas condiciones de trabajo, pero consideran que el caso tiene implicaciones más allá, relacionadas directamente con la presencia y contacto con nanopartículas sintéticas. Yuguo Song enfatizó "es claro que los síntomas, los resultados de los exámenes y el desarrollo de la enfermedad en nuestras pacientes [las trabajadoras chinas] difiere notablemente de las patologías inducidas por inhalación de pinturas de otros pacientes". Señaló que pese a que las trabajadoras cesaron sus actividades en la fábrica, en los años siguientes dos de ellas murieron y la fibrosis pulmonar de las sobrevivientes siguió avanzando.
Actualmente, se conocen a nivel global más de 800 líneas de productos de venta directa al consumidor que usan nanotecnología: la mayoría contienen nanopartículas de plata o de carbono, sustancias nanoencapsuladas para controlar su liberación en los organismos (más lenta, más rápida o abrirse en contacto con ciertos tejidos o condiciones ambientales). Son usadas en barnices, pinturas, textiles, construcción, informática, telefonía, agricultura, alimentación, farmacéutica, cosméticos, vestimenta, entre otras industrias.
La industria de nanotecnología propagandea sus supuestos "enormes beneficios" (al menos para ellas sí los tienen) y ninguno de sus riesgos. Tal como la industria nuclear –también en el negocio de manipular átomos– decía que era "natural" porque hay átomos en todas partes, o la ingeniería genética, que "todos tenemos genes", la industria nanotecnológica nos dice que toda la naturaleza está compuesta de nanopartículas. Pero, de manera similar a los otros ejemplos, se trata de partículas y nanocompuestos sintéticos, manipulados, que nunca antes habían existido en la naturaleza y frente a los cuales, por su tamaño y propiedades nuevas, ni el sistema inmunológico humano ni la naturaleza se han enfrentado antes. Pese a que existen cientos de estudios que indican toxicidad, a que hay enormes vacíos de conocimiento científico y grandes incertidumbres sobre sus impactos en los organismos y en la naturaleza, miles de productos están en los mercados sin pasar por ningún tipo de evaluación ni regulación.
Avizorando todo esto, el Grupo ETC propone desde 2003 una moratoria a la liberación comercial de productos con base nanotecnológica, e incluso a la investigación hasta definir claros protocolos de investigación, supervisados en forma independiente. Nos llamaron enemigos de la ciencia y la tecnología. ¿Cuántos muertos se necesitarán para que se aplique el principio de precaución y las industrias, gobiernos y científicos acríticos dejen de usar al público como conejillos de indias?
*Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC.
Publicado en La Jornada México D.F. 29 de agosto de 2009